Para Emma:
Eras la chica mas cuerda de la colonia, casi nunca salías de casa y siempre llevabas tu paragüas contigo así lloviera, nevara o rayara de calor. Algunas veces tuve la oportunidad de cruzar palabras contigo y de verdad me agradabas, pero eso fue después de todo aquello.
Decían que eras parte de un grupo o secta de tipo “secreta” y por eso no se te veía tanto en las calles barriendo y chismeando como todas las demás viejas de mi cuadra, otros decían que eras lesbiana y por vergüenza de algunas aventurillas no te atrevías a salir, decían también que eras demasiado heterosexual y nunca dormía ni comías en casa por estar en restaurantes caros y hoteles baratos.. Eran muchas las cosas que uno escuchaba sobre Emma, pero a mí me daba igual, ni siquiera sabía en qué departamento vivías. Nunca me importó... hasta que te conocí.
Esa tarde estaba lloviendo y cuando llegue a casa empapado, caminando desde de algún lugar, me di cuenta de que había olvidado las llaves de mi departamento. Sentí rabia, me sentí estúpido (mi carácter solía ser muy impulsivo), no quería regresar a casa de mi madre por el duplicado pues acababa de tener un pleito con ella y además, estaba lloviendo tan fuerte que sentía que el tejaban se me venía encima. Pasaron casi dos horas y lo peor era que seguía lloviendo y yo afuera sentado como estúpido en una gradilla fuera de la casa, maldiciendo todo lo que me pasara por la mente y justo cuando maldecía a los vecinos, tú! Emma, saliste de tu casa con una manta gritándome para que fuera contigo a pasar el resto de la tormenta. Por un momento también a ti te maldije, pues me dije; cómo diablos me vino a llamar después de dos horas para ir a calentarme a su casa!? De todas formas fui.
Entré con más curiosidad que miedo, pero entré. El lugar se veía tan desolado, olía a tierra seca, tú te sentaste junto a mí.. Era la primera vez que nos veíamos tan cerca. Eras realmente hermosa y lo sigues siendo, y pero en ese tiempo nunca lo había notado.
Me ofreciste café entonces y yo lo acepté, y a pesar de que mi psiquiatra me había recomendado no estar cerca de mujeres por mi expediente médico, ahí estaba observando tus hermosas piernas y lo que había debajo de esa blusa de seda semi-transparente. No podía evitarlo. Sentí una emoción que me recorrió todo el cuerpo, entonces te miré a los ojos y sin parpadear te agradecí por la hospitalidad, tú me respondiste; “no hace falta que agradezcas, lo hago con mucho gusto. Cada mañana te veo pasar por mi ventana pero nunca me había atrevido siquiera a saludarte.. creo que ofrecerte ropa seca y café es lo mínimo que puedo hacer”. Me sonrojé y al ver mi reacción provoqué lo mismo en ti.
Pasamos toda la noche hablando y mirándonos, hasta que terminamos por besarnos y te hice mía. Tiempo después fuiste mi esposa pero nunca tuvimos hijos, ninguno de los dos soportábamos a los niños.
Ahora no recuerdas nada, ni las miradas, ni las caricias, ni las palabras, ni esa noche lluviosa, ni quiénes somos.. Y cada día empeora más tu condición, así que, si aun recuerdas leer, quizás esto ayude en poco o en nada..
Dicen que el tiempo lo cura y olvida todo, pero hay cosas o enfermedades que aceleran este proceso tan natural, pero al ser así, debe ser frustrante levantarte cada mañana sin saber dónde y con quién estas, pero lo es aun mas el hecho de que esa persona no recuerde ni siquera tu nombre.
4 comentarios:
Muy bueno n__n
me gustó mucho el inicio.
tú lo escribiste?
yep, termina con un poco de prisa, tal vez como la enfermedad misma, pero es absorbente :)
esta perron!!, Temp tiene razon, el inicio es lo perro!! :)
Publicar un comentario