lunes, 10 de septiembre de 2012

Augurio


No llores Ángela, 
no serás tu quien evada mis presagios. 
Sigue sentada, despierta pero entumecida
sigue mirando por la ventana
sigue triste 
sigue en soledad.

Recuerda que no eres tu quien seguirá mis pasos.


domingo, 6 de mayo de 2012

Crónicas de una vida Surrealista (parte VIII)

Todo se veía tan normal.. 

Las mariposas siempre me han agradado. Esa mañana el transporte se encontraba vacío, unas cuantas personas y yo. Tu sabes que ese tramo es mi parte favorita del camino; rodeada de árboles, hojas secas inundando el asfalto que con la luz del sol resplandece un dorado maravilloso y por supuesto esa casita de troncos tan curiosa. Es como si por cada vez que pasara por ahí, por un instante mis sentidos se paralizaran y volvieran a la normalidad en una fracción de tiempo inconsistente, siempre he imaginado mi muerte en un lugar así. Pero esta vez había algo extraño, pues nunca había visto tantas mariposas juntas en ese tramo de la carretera, ademas una bicicleta tirada, un canasto del otro lado y un cuerpo que yacía de bruces.

Jamás imaginé que de verdad presenciara una muerte justo en ese lugar.

viernes, 27 de abril de 2012

Awakening





si el viento silvara tu nombre 
y lo taladrara una y otra vez en mis oidos
no necesitaria recordarte

el roce de tus dedos 
tus caricias
tus lamentos
todo eso que incapacita mis moviemientos

ahora no escucho
tu silencio me ensordece
pero puedo asegurarte 
que no necesito palabras. 

viernes, 20 de abril de 2012

Crónicas de una vida Surrealista I, II, III



14 de enero del 2002
6 de la tarde.


Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver el número de teléfono desde el que me marcaban, sabía lo que estaba por escuchar.
Pensé en no contestar pero la curiosidad me mató... Al escuchar su voz rompí en llanto, sentí una desesperación y una agonía tan amenazadora que no sé cómo, pero no desmayé. Aunque, ahora comprendo que esos sentimientos fueron solo el reflejo de lo que aquélla voz agria tras el teléfono transmitía. <<Me muero>>  dijo, <<y no podrás hacer nada>>

Ni una palabra salió de mi boca. Pero no porque no supiera que decir; pues ya hace tiempo, meses para ser exacta que llevaba esa conversación en mi cabeza, si no dije nada fue porque no tuve las fuerzas para hablar.

Ahora sigo preguntándome si hubiera podido cambiar algo con mis palabras.





Y es cierto: Yo jamás conocí tu dolor, pero tú nunca conociste el mío.





A la memoria de alguien.